Dice UCDM que «tu enfermedad es la prueba de que haces a tu hermano culpable», y, ciertamente, así es. Muchas veces tomamos conciencia de dónde y cómo estamos proyectando esa culpa y tratamos de cambiar esa información perdonando y dejando ir. En ocasiones, cuando lo vemos claro y lo sentimos, el proceso se hace sencillo. Otras, en cambio, no entendemos porqué no terminamos de sanar aún siendo conscientes de qué era aquello que nos provocaba malestar. Voy a tratar de explicar cuál es el proceso.
Lo primero que nos ocurre siempre es la manifestación de un síntoma. Recordemos que un síntoma puede ser una enfermedad o algo que se manifiesta en nuestra vida de forma conflictiva y, generalmente, repetitiva. Trataremos siempre de ver la información inconsciente que hay detrás de aquello que se manifiesta y así podremos entender el sentido biológico. Hay que pensar en términos de información y no de problemas o enfermedades. La primera barrera siempre la encontramos en la negación de aquello que nos causa malestar. Es el primer mecanismo de defensa para evitar los «lugares de dolor o traumas». Este mecanismo se sustenta en el ego y en todas sus creencias. Generalmente, negamos que haya un síntoma porque de ser así entonces no somos las personas que creíamos ser y entraríamos en cuestionarnos a nosotros mismos. Como el ego no entiende de responsabilidad, más bien de culpabilidad, trata de proyectar siempre fuera esa culpa, de tal manera que jamás veremos cuál es la verdadera causa de la realidad que estamos viviendo. Esto es lo que yo llamo la torpeza humana. La infantilidad y, por tanto, el sufrimiento. No nos damos cuenta que proyectando fuera de nosotros siempre le otorgamos el problema a algo externo, por tanto, algo externo siempre tendrá la solución. Coger las riendas de la situación sin caer en la trampa de la culpabilidad es el primer requisito para sanar. Esto se hace difícil al principio, pero resulta lo más sencillo una vez que se supera esa barrera. El ego es torpe, patalea, se queja, siempre está disconforme y siempre busca los ataques sencillamente, porque entiende que el mundo es así. Los hechos siempre chocan con lo que uno creía que era, aunque en ocasiones lo que sucede solo apoya tus razones dado que eso es lo que estás pidiendo. Una persona que se queda sin trabajo tiene dos opciones; o culpa al gobierno y a la sociedad de su desgracia, o se pregunta para qué le sucede esto. La primera implica culpa, la segunda, madurez. Repetirse mentalmente frases como «todo lo que yo veo no significa nada», o «no veo el mundo como es sino como soy», ayuda muchísimo a limpiar la mente de juicios y creencias que sólo limitan nuestra percepción de la realidad. Aquí es donde entra el perdón mental, como yo lo llamo. Se perdona el juicio que uno está haciendo sobre lo que percibe con la seguridad de saber que aquello que percibes es una ilusión. Es importante entender claramente que no hay que perdonar lo que uno interpreta como error sino el juicio que se hace y por eso se percibe un error. Si crees que alguien se ha equivocado y «le perdonas» por ese fallo solo estarás reafirmando que se ha equivocado. Esto es otra trampa del ego para hacer más real el error y quedar él como el «bueno». Se perdona el juicio, dentro de uno mismo, ya que en el universo no hay errores, y esto nos da una percepción más clara sobre la realidad.
Después nos vamos a lo evidente, es decir, a lo que sucede sin interpretar lo más mínimo. Si es una dolencia, pues observo con ecuanimidad la dolencia y me pregunto el sentido biológico del síntoma, cuando apareció y qué situación conflictiva he podido vivir, siempre con una emoción detrás no expresada. En el caso de la persona que pierde su trabajo, la evidencia es que no tiene trabajo y que algo ha hecho él para vivir esa realidad. Esto es un hecho, no una opinión. Aquí entramos en ese terreno donde nunca queremos entrar. Debemos ser muy conscientes de que nuestras propias creencias, esas que creemos buenas y firmes, son las que nos distraen de lo que nos puede sanar. Dicho de otro modo, somos nuestros peores enemigos. El ego siempre te dirá lo que tú quieres oír. De esta forma, siempre te mantendrá dentro de su ámbito. Pero si superas esa barrera y, sobre todo, te dejas sentir, aparecerá la verdadera causa que está generando el síntoma. La brújula que tenemos para discernir aquello que es verdad de lo que no lo es, son nuestras emociones. Cuando hay algo que no queremos aceptar siempre lo sentimos dentro de nosotros. Así, si la persona que pierde el trabajo, por seguir con el ejemplo, se repitiera a sí mismo «soy un fracasado», podría darse cuenta a través de la emoción que es justo eso lo que no quiere aceptar de sí mismo, es decir, que él cree que lo es, pero no lo quiere ver porque es doloroso. Esto lleva implícito unas creencias tipo «las personas que no tienen trabajo no valen nada» o «si no trabajo no soy útil». En cada persona es muy diferente y es importante localizar exactamente aquellas creencias que sustentan el conflicto. Aquí es donde se produce la toma de conciencia y para entenderlo mejor conviene recordar el concepto de sombra de Carl G. Jung. La sombra es todo aquello que no aceptamos de nosotros mismos. Sería como el trastero de nuestra mente donde guardamos todo aquello que, inevitablemente somos, pero que no nos permitimos ser.

En este sentido, las personas somos muy simples. Queremos ser ricos pero en realidad es porque no aceptamos ser pobres. Queremos amigos cuando lo que no queremos es estar solos. Fingimos querer a otros porque en realidad tenemos miedo de no ser queridos. Y así, una infinidad de comportamientos. Lo que Jung descubrió es que aquello que no aceptamos es justo lo que se manifiesta en nuestra vida. Decía que «hasta que las sombras inconscientes no se hagan conscientes, las sombras dominarán tu vida y tú lo llamarás destino». Cuando redimimos a tener razón e integramos, se produce lo toma de conciencia. Un sentimiento puro de verdad se adueña de uno mismo estableciendo coherencia y liberando aquella emoción que sustentaba el conflicto. Aquí es cuando las personas no necesitan más explicaciones. Ya comprenden y ya saben lo que tienen que hacer. En la mayoría de los casos, una vez pasado este punto, comienzan a suceder cosas, ya sea en el cuerpo o en la realidad, que sorprenden a cualquiera. Esto es porque ha habido un cambio de intencionalidad y hemos proyectado en el campo cuántico una nueva información que resuelve la incoherencia. El Universo te escucha, te sigue y facilita todos los medios acordes al nuevo propósito y experimentarlo en primera persona es lo que llamamos fe.
Después entramos en un periodo de aceptación y comprensión de aquello que somos y que habíamos reprimido. La percepción de uno mismo cambia, extendiendo su conciencia de sí mismo y de la realidad. Tomar conciencia es algo más profundo que lo que parece. Afecta a la memoria celular y activa nuevos codones del ADN que nos hacen vernos desde otro prisma. Con la nueva percepción se hace evidente qué es aquello tóxico en nosotros y desde dónde lo proyectamos a nuestra realidad. Ahora que hemos integrado aparece la elección, es decir, puedo elegir ser un fracasado o no porque ya me he liberado de mi sensación de fracaso. Y es aquí donde desapegarse se convierte en un auténtico arte. Hemos de ser conscientes de que nuestros hábitos retroalimentaban esa parte de nosotros. A veces son relaciones, amigos, parejas,…. otras costumbres, comidas, hobbys,… Y debemos desapegarnos con el arte de dejar ir. Esto cuesta en la misma medida que no se sepa agradecer lo que está por venir y se siga teniendo miedo al cambio por lo que se deja atrás. A veces, tenemos miedo de ser felices, y se que resulta muy extraño pero en verdad es donde se sustenta la mayor parte de nuestras creencias. Uno tiene que aprender a sentirse cómodo con las cosas buenas de la vida y dejar de que creer que existen los problemas o las adversidades. Todo está bien siempre. A cada instante se nos da todo lo que estamos pidiendo. Y si tenemos miedo de ser felices, entonces se nos dan dificultades para que aprendamos a ser simples. Si de verdad alguien toma conciencia de algo, no le va a costar mucho cambiar aquello que es incoherente en su vida porque lo que asusta de verdad es seguir igual. Pero si alguien cree que ha tomado conciencia, es decir, ve lo que quiere y no lo que debe, entonces creerá que no tiene que hacer nada más y así, la sanación nunca se termina de producir. El cambio está dentro de nosotros comprendiendo que lo que nos ocurre es, en su base, un simple error de percepción. Perdonar y dejar ir es una fórmula infalible que da como resultado una sanación porque no buscamos un cambio conductual, no se trata de cambiar un hábito por otro o un trabajo por otro, sino de comprender la información inconsciente que se manifiesta a través de uno para ser resuelta. Es algo profundo e individual.
Me alegro de que esta sea mi profesión, la de acompañante en BNE, porque amo compartir con mis clientes estos procesos. Ello me hace ver que todos somos iguales, que operamos del mismo modo y que todo lo que necesitamos está dentro de nosotros. A todos ellos, GRACIAS!!!
¿que hay detrás de un pensamiento? en mi experiencia, el pensamiento esta sustentado por el plano mental que tenemos de la realidad. Esto quiere decir, que este plano mental, construido por el ego se define por lo que queremos o no queremos. Es muy sutil darse cuenta que cada pensamiento esta fomentado por un juicio o que cada juicio se fomenta por un pensamiento. la pregunta que debes hacerte cuando sale un pensamiento es: ¿quiero algo de este pensamiento? tanto que sea si o no, ya esta basado en un juicio.
Existe varias maneras de hacer un pensamiento puro y fuera del juicio. la intencionalidad de tus pensamientos deben ser desde el amor(poco a poco, este amor se ira convirtiendo en un estado), el perdonar tus juicios porque son separatorios, creen en el si y en el no, y finalmente el desapego de tus pensamientos. en cualquier de los tres casos, el pensamiento es neutro, sin un afán de conseguir nada a cambio. (quien mejor que tu inconsciente sabe lo que es mejor para ti).
Quiero clarificar algo, no todos tus pensamientos provienen de un juicio o de unas ganas de conseguir un resultado, también están sustentados en creencias, valores y en necesidades biológicas. Es tu maestría la que debe diferenciar y aplicar diferentes herramientas para trascender el ego.
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Muy bueno. Gracias Jandro!!!!
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