Bruce H. Lipton nació en Estados Unidos en 1944. Es biólogo celular desde 1972 que se doctoró en la universidad de Virginia en Charlottesville (EEUU). Él postula que el cerebro de la célula es la membrana y no su núcleo como dice la ciencia establecida. Gracias a sus experimentos, se sabe que los genes y el ADN de una persona pueden modificarse a través de las creencias.
Sus estudios en la Universidad de Wisconsin se centraron en el estudio de la distrofia muscular y en los mecanismos del desarrollo del tejido muscular.
Posteriormente, abandonó la universidad formando una banda musical de rock and roll, hasta que en 1983 volvió a la enseñanza y la investigación en Granada. En 1988, empezó a promover de forma paralela a su actividad científica su idea de que la mecánica cuántica implica que las creencias de una persona pueden cambiar su ADN y la expresión de sus genes.
Después de 1992 no ha publicado más artículos científicos y se ha dedicado a la autoría y colaboración en varios libros. También ha participado y participa en numerosos documentales, programas de radio y televisión, cursos y talleres, además de una intensa actividad como conferenciante.
Lipton postula cuatro propuestas fundamentales:
1.- Lo que condiciona a todo organismo vivo es su «entorno» físico y energético, y no su carga genética como teoriza la síntesis evolutiva moderna.
2.- La «cooperación» es la base de la evolución para la supervivencia, y no un acto competitivo entre los organismos más fuertes. Siendo los organismos con mayor capacidad de trabajar conjuntamente los que sobreviven. Entendiendo el sistema orgánico como el conjunto de elementos con capacidad de interactuar desde la especialización del trabajo y la cooperación para la resolución de problemas.
3.- Y puesto que los seres humanos como organismos vivos, tampoco estamos determinados por nuestros genes, sino condicionados por el entorno y sobre todo por nuestras «creencias», somos dueños absolutos de nuestro destino.
4.- La personalidad y la salud de los individuos se conforma como un «aprendizaje» en el vientre materno y en la niñez hasta aproximadamente los seis años.
En el siguiente video de doce minutos, Lipton explica en una entrevista un experimento muy simple realizado con células madre con resultados que implican reflexiones más profundas sobre el verdadero lugar y función del ADN.
El Proyecto Genoma Humano (PGH) fue un proyecto de investigación científica con el objetivo fundamental de determinar la secuencia de pares de bases químicas que componen el ADN e identificar y cartografiar los aproximadamente 20.000-25.000 genes del genoma humano desde un punto de vista físico y funcional. El objetivo principal era descifrar toda la secuencia genética para extraer lo que serían los mapas de la vida y así poder activar y desactivar genes para sanar enfermedades y alcanzar el ser humano perfecto. El problema es que el ser humano no es solo mecánico, y la decepción que hubo tras los resultados del Proyecto Genoma en el 2003, fue proporcional en grado al error del paradigama desde el que se partía. Los científicos suponen que el ADN es la fuente de información desde donde se crea la vida, y tratan de jugar con ellos, como si fueran llaves y cerraduras que activan diferentes comportamientos de la célula sin pararse a observar primero porqué la célula, de forma natural, decide suprimir un gen que activa un síntoma o enfermedad como respuesta biológica. Es como si el paradigma científico convencional diera por hecho que lo que hace una célula está «mal» y hay que corregirlo. A decir verdad, el ADN nos lleva 3.500 millones de años de inteligencia, y sería muy arrogante juzgar el comportamiento biológico como inadecuado o erróneo. Más bien, debemos aceptar que si queremos comprender el funcionamiento y las bases de la vida, el prisma por el que miremos debe ser de Observador, con una mente limpia y libre de prejuicios. El Dr. Lipton, pensó de manera simple reflexionando sobre lo obvio; Si las mismas células con el mismo ADN crean tejidos diferentes en ambientes diferentes, el ADN no es el que determina el comportamiento si no el ambiente. Aquí es donde la membrana celular juega un papel crucial, ya que es la que recibe el mensaje directamente de nuestras creencias, es decir, su entorno. Se podría decir que nuestra manera de percibirnos a nosotros mismos y la realidad que nos rodea, es el ambiente para la célula. Nuestras creencias son su entorno. Lo que Lipton demostró es que el ADN no es más que un conjunto de planos, mapas o directrices, especialmente la parte del ADN que la ciencia llama «basura» y las secuencias que ejecutan. Un mapa no es un territorio, solo es la información que un gen ha podido guardar del territorio en millones de años de evolución. En base a un mensaje determinado se usarán «mapas» determinados que inciarán una respuesta que tendrá el sentido biológico de la inteligencia de la célula y no el sentido que nosotros queremos darle. Es decir, que no somos víctimas de nuestra información genética heredada, sino que llevamos toda la programación necesaria y el entorno que vivamos determina los programas específicos de respuesta biológica. Esta respuesta, obviamente, se procesa en base a toda la información arcaica de millones de años de evolución, y, por tanto, estará siempre basada en un programa biológico especial de supervivencia. Nuestro lugar en este proceso es de percibir el entorno de una forma u otra, como un lugar hostil o un lugar tranquilo o familiar, un problema o un reto, un amigo o enemigo,… Nuestra manera de pensar en lo que nos rodea activa nuestros sistemas de percepción limitándola únicamente a aquello que nosotros queremos ver. Esto se llama proyección, y es por este mecanismo por lo que no vemos el mundo como es, más bien, vemos el mundo como somos. Este primer pensamiento se convierte en el comienzo del proceso de envío de un mensaje y son las células, concretamente la membrana de la célula, las que se convierten en las receptoras de este mensaje, activando a su vez, un proceso de intercambio de proteínas que requieren una información específica del ADN para enviar una respuesta que, recordemos, siempre estará basada en la supervivencia.
“No somos víctimas de nuestra genética, en realidad es el ADN el que está controlado por el medio externo celular. La célula es la vida. Hablar de una célula es como hablar de una persona. Nosotros recibimos la información a través de los cinco sentidos y las células reciben las señales del entorno a través de los receptores que captan la información. El ADN es controlado por señales que vienen desde fuera de la célula, incluyendo mensajes energéticos de nuestros propios pensamientos, tanto los positivos como los negativos”
“Según el entorno y como tú respondes al mundo, un gen puede crear 30.000 diferentes variaciones. Menos del 10% del cáncer es heredado, ES EL ESTILO DE VIDA LO QUE DETERMINA LA GENÉTICA”
“La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo”
“Las percepciones que formamos durante LOS PRIMEROS SEIS AÑOS, cuando el cerebro recibe la máxima información en un mínimo tiempo para entender el entorno, nos afectan el resto de la vida”
Bruce H. Lipton
Aplicando conceptos básicos de física cuántica, la teoría de Lipton se vuelve comprensible y coherente si entendemos que el mundo físico se soporta y mantiene en virtud de una fuerza o energía invisible que llamamos información y que viene dada por una vibración o estado vibracional. Si el átomo es 99,9% espacio vacío, no podemos seguir basando las investigaciones en el comportamiento de un 0,1% de materia solo porque percibimos el mundo de una manera física y dual donde las cosas parecen estar separadas.
La información en nuestra biología viaja a través de la vibración, como todo lo que conocemos en el universo, y nosotros lo percibimos como emoción (e-motio, del latín, «movimiento o impulso»). En el siguiente video, resumen de la conferencia de 135 minutos de Bruce H. Lipton en Argentina, él mismo explica este proceso.
«Al igual que los pensamientos positivos y el efecto placebo afectan a nuestra biología, existe el efecto nocebo: si crees que algo te hará daño, acabará por hacerte daño. Henry Ford decía que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón. Si eliges vivir un mundo lleno de amor, tu salud mejorará. Los procesos de crecimiento requieren un intercambio libre de información con el medio, la protección requiere el cierre completo del sistema. Una respuesta de protección mantenida inhibe la producción de energía necesaria para la vida. Para prosperar necesitamos buscar de forma activa la alegría y el amor, y llenar nuestra vida de estímulos que desencadenen procesos de crecimiento. Las hormonas del estrés coordinan la función de los órganos corporales e inhiben los procesos de crecimiento, suprimen por completo la actuación del sistema inmunológico»
«Los comportamientos, creencias y actitudes que observamos en nuestros padres se graban en nuestro cerebro y controlan nuestra biología el resto de la vida, a menos que aprendamos a volver a programarla»
GRACIAS BRUCE!!!
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