¿Error o pecado?

Muchas veces ocurren cosas que no son exactamente cómo nosotros hubiéramos deseado que fueran. El problema no es que suceda lo que uno desea o no desea, el verdadero problema es cómo interpretamos lo sucedido, bien culpándonos creyendo que nos hemos equivocado o bien aceptando que todo es como debe ser y que podemos aprender una lección importante si nos lo permitimos. Para esta segunda opción, necesitamos analizar qué sistema de pensamiento estamos usando y cuáles son las creencias que se esconden detrás de estas decisiones mentales. images (77)

Cuando nos sentimos culpables es por el simple hecho de que estamos emitiendo un juicio contra nosotros mismos. Esto lo hacemos culpando a otros o culpándonos a nosotros directamente. En cualquiera de los casos, la culpa está en nosotros. La tarea aquí es averiguar dónde está el juicio y porqué elijo juzgarme. Automáticamente aparecerá aquello que nosotros no queremos aceptar de nosotros mismos, lo cual te hace comprender porqué lo rechazabas. Usemos la honestidad para reconocer esto. No se necesita otra virtud salvo la humildad. Una vez analizada esa situación conflictiva, solo tenemos que dejar de creer en la culpa, y aceptar incondicionalmente que todo sucede por y para algo, y que el universo no se equivoca en esto. Seamos conscientes de esto: creer que yo me he equivocado o que algo «está mal» es juzgar como inapropiado algo en el universo y eso es completamente imposible. Sin embargo, al pasar por alto este sistema de pensamiento, nos aferramos a que algo está mal y, por tanto, hay algo que arreglar. Inconscientemente creemos en el pecado, una idea arraigada en nuestro inconsciente colectivo desde hace milenios, y el ego sabe, dentro de su demencia, que el pecado requiere de castigo y penitencia para ser resuelto y perdonado. Pero nada más lejos de la realidad porque estaremos partiendo de un lugar erróneo, y lo que sucede realmente es que hacemos real el pecado creyendo que requiere castigo. Todo ello portando la culpa por bandera. Si creemos que hay algo que arreglar solo hacemos real aquello que no puede si no ser perfecto, y estaremos pidiendo a gritos que se nos den más problemas dado que «arreglar» es nuestra voluntad. El universo, en este sentido, escucha y recoge esta información dándote exactamente aquello que estás pidiendo desde la intencionalidad.

Por otro lado, si aceptamos que todo en el universo es perfecto y armonioso, entenderemos que no puede existir el pecado, dado que tan solo es una interpretación del ego, que juzga por defecto. Si no existe el pecado, entonces ¿de dónde viene esa sensación de error? Obviamente, algo se nos ha pasado por alto si nos sentimos así, pero eso que ha ocurrido, nos ha ocurrido para que aprendamos algo necesario para nosotros. Es aquí dónde el error empieza a coger sentido, porque en verdad, no es que haya un error en el universo, tan solo es un error de percepción, y es aquí donde debemos cambiar. Nuestra manera de pensar determina nuestra percepción, por tanto, solo debemos cambiar nuestra manera de pensar corrigiendo así los errores de percepción posibles que nos causan esa sensación culpa.

Solo hay que saber mirarse con bondad y compasión, entendiendo que cada decisión que tomamos en cada instante es la mejor decisión que podemos tomar en base a la información que tenemos. En psicología, a esto se le llama la intención positiva. Y es una gran alivio encontrar cual es el valor que tratamos de conseguir haciendo lo que hacemos. Nuestra labor consiste en aprender nuevas maneras de llegar a esa intención positiva y, únicamente lo conseguiremos si corregimos ese error de percepción. Como decía, hay que dejar de creer en la culpa para lograrlo, dado que la culpa, por mucho que nos empeñemos en lo contrario, no es real.

Es uno mismo el que debe decidir si creer en el pecado con su castigo correspondiente o elegir percatarse del error con la lección que esconde esa situación. Si nos vemos inmersos en la culpa solo debemos perdonar, con la comprensión de que estamos perdidos en nuestra mente repleta de juicios, ideas, creencias, etc… Perdonar, perdonar y perdonar hasta que la mente se calme y así poder ver dónde está el error de percepción.descarga (27)

UCDM es clarificador en esto cuando dice:

«Es esencial que no se confunda el error con el pecado, ya que esta distinción es lo que hace que la salvación sea posible. Pues el error puede ser corregido, y lo torcido, enderezado. Pero el pecado de ser posible, sería irreversible. La creencia en el pecado está necesariamente basada en la firme convicción de que son las mentes, y no los cuerpos, las que atacan. Y así, la mente es culpable y lo será siempre (…) El pecado exige castigo del mismo modo que el error exige corrección, y la creencia de que el castigo es corrección es claramente una locura. 

El pecado no es un error, pues el pecado comporta una arrogancia que la idea del error no posee. Pecar supondría violar la realidad, y lograrlo. El pecado es la proclamación de que el ataque es real y de que la culpabilidad está justificada. Da por sentado que el Hijo de Dios es culpable, y que, por tanto, ha conseguido perder su inocencia (…) El pecado es la gran ilusión que subyace a toda la grandiosidad del ego. Pues debido a él, Dios Mismo cambia y se le priva de Su Plenitud»

Ser consientes del punto de partida de nuestras creencias y pensamientos, ciertamente nos salva. Y debemos tener en cuenta que tenemos una tendencia mental sustentada en la culpa y dominada por el ego. Esto no es ni malo ni bueno, solo nos hace ver que tenemos que tomar una decisión respecto a cómo queremos pensar y percibir. Sin esta decisión firmemente tomada, nuestros intentos serán futiles y caeremos una y otra vez en las tretas del ego. Es cuestión de voluntad y paciencia.

Y continua:

«El Hijo de Dios puede estar equivocado, engañarse a sí mismo e incluso usar el poder de su mente contra sí mismo. Pero no puede pecar. No puede hacer nada que en modo alguno altere su realidad, o que haga que realmente sea culpable (…)

Uno de los principales dogmas de la descabellada religión del ego es que el pecado no es un error sino la verdad, y que la inocencia es la que pretende engañarnos. La pureza se considera arrogancia, y la aceptación de nuestro ser como algo pecaminoso se percibe como santidad (…) ¿Esto es humildad? ¿O es más bien un intento de desgajar a la creación de la verdad, y de mantenerla aparte?

Puede ciertamente afirmarse que el ego edificó su mundo sobre el pecado. Únicamente en un mundo así podría ser todo a la inversa (…) Pues el pecado ha hecho que la creación, de ser una Idea de Dios, pase a ser un ideal del ego: un mundo que él rige, compuesto de cuerpos inconscientes y capaces de caer presa de la corrupción y decadencia más absolutas. Si esto es un error, la verdad puede deshacerlo fácilmente, pues todo error puede ser corregido sólo con que se le permita a la verdad juzgarlo. Pero si al error se le otorga el rango de verdad, ¿ante qué se podría llevar? (…) Es imposible tener fe en el pecado, pues el pecado es la falta de fe. Mas es posible tener fe en el hecho de que cualquier error puede ser corregido (…)

Quizá te sientas tentado de coincidir con el ego en que es mucho mejor ser pecador que estar equivocado. Mas piensa detenidamente antes de permitirte a ti mismo tomar esa decisión. No la tomes a la ligera, pues es la elección entre el Cielo y el infierno.»

En verdad, es así de simple. Lo único que se te pide para que seas más libre es que tomes una decisión. ¿Error o pecado?descarga (31)

Un comentario sobre “¿Error o pecado?

  1. Muchísimas gracias por el taller de Transgeneracional. El contenido muy concreto y muy bien explicado. Se nota que os apasiona lo que hacéis!!!!
    Seguro repito otros talleres!!!

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